LA NATALIDAD ESPAÑOLA SE ENCUENTRA EN SUS NIVELES MÁS BAJOS, PERO SEGUIMOS QUERIENDO TENER 2 Ó 3 HIJOS.

LA NATALIDAD ESPAÑOLA SE ENCUENTRA EN SUS NIVELES MÁS BAJOS, PERO SEGUIMOS QUERIENDO TENER 2 Ó 3 HIJOS.

LA NATALIDAD ESPAÑOLA SE ENCUENTRA EN SUS NIVELES MÁS BAJOS, PERO SEGUIMOS QUERIENDO TENER 2 Ó 3 HIJOS.

Algo se rompe a los 35 años: no es que España no quiera tener más hijos, es que no puede.

02-12-2019

Autor: HéCTOR G. BARNéS

Unos amigos acaban de tener su tercer hijo, y en casa nos parece imposible. Según el momento de la conversación en el que nos encontremos, se nos antoja una maldición, un privilegio o un peligro que hemos sabido sortear. Al final, uno hace las paces consigo mismo y, cual zorra y uvas, decide sentirse afortunado por no tener que aguantar noches sin dormir, boquetes insondables en la cuenta corriente y equilibrismos entre curro y casa que terminarán pasando factura más pronto que tarde. Para qué sacrificar una vida más o menos cómoda que nos permite salir a cenar a menudo, ver una película sin tener que ponerse bizco vigilando a los niños o viajar a la otra esquina del mundo sin pedir favorazos a los abuelos.

Entonces, llega el Instituto Nacional de Estadística y nos arroja a la cara nuestros anhelos más profundos en forma de datos. Por resumir brevemente la Encuesta de Fecundidad, alrededor de la mitad de mujeres de entre 18 y 55 años desean tener dos hijos en total, y una cuarta parte, tres. Los datos no son muy diferentes entre los hombres: la mayoría de ellos –nosotros– queremos alrededor de dos hijos, y cerca del 20% de mayores de 30 desean tres. Supongo que están pensado lo mismo que yo: si la tasa de natalidad española se encuentra en 1,33 nacimientos por cada mujer y el pasado año registramos la más baja desde hace 40 años, con 8,4 nacimientos por cada mil habitantes, hay una gran distancia entre lo que esperábamos y lo que ocurre.

Sin echarle demasiada imaginación, uno puede trazar una narración más o menos estereotípica de la vida de los nacidos entre 1970 y 1995 con el puñado de porcentajes proporcionados por el INE. Antes de los 25 años, las mujeres no quieren tener hijos porque son demasiado jóvenes. Lógico. Son los años de la universidad, el máster, el doctorado, la precariedad y, en definitiva, todos esos pasos que hay que dar ¡obligatoriamente! si uno quiere esquivar la amenaza del paro que se cierne sobre todos nosotros. Tener un hijo antes de los 25 es una locura, nos repiten, aunque hace no tanto tiempo, en un contexto aún menos halagüeño, fuese lo habitual.

El verdadero cambio de tendencia, el momento en el que nuestras cabezas hacen click, se encuentra en algún momento a lo largo de la década de los 30. El informe marca la separación concretamente a los 35. Antes de esa edad, casi la mitad de mujeres desvelan que esperan tener más hijos. Algo ocurre en la mitad de la tercera década, porque la gráfica cambia completamente. Entre los 35 y los 39 años, ya solo un 22,1% de mujeres creen que tendrán más descendencia. Es entonces cuando las “razones económicas” para no tener hijos pegan un subidón del doble (del 14,2% al 25,1%) que se complementan con la vieja conocida “conciliación de la vida familiar y laboral”…

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